Medio centenar de cabezas tractoras se citaron, en una nueva edición de la festividad de San Cristóbal, en el barrio de San Antón para festejar, desde allí y por toda la villa, el gran día de su patrón.
A las cuatro de la tarde estaban convocados con una única condición: el camión debía estar engalanado para lucir decorado y potencia por las calles verinenses.
Dispuestos en batería, arrancaron desde allí hasta las avenidas de Sousas y Castilla, haciendo sonar las bocinas, que no descansaron hasta regresar a su punto de partida, previa escala, como ya es habitual, en el barrio de San Lázaro.
Tras el desfile, llegó la emoción, repartida a partes iguales entre el oficio religioso y el homenaje a los compañeros de profesión.
A las 19:00 horas se abría la veda de la diversión. Primero con la música y el sorteo de regalos. Más tarde, con la tradicional cena de conductores, para despedir la jornada festiva con la verbena de una discomóvil.
FOTOS: Noelia Caseiro.
